martes, 3 de febrero de 2009

Busque la manera de liberar sus fortalezas

Una vez que conocemos nuestras fortalezas personales, es hora de aplicarlas a nuestro trabajo. Y esto, en la práctica, significa ponerse a disposición de los equipos en los que nuestras fortalezas puedan expresarse por completo. En este sentido, hay cinco estrategias que debemos tomar en cuenta:

1. Identificar exactamente cómo nos ayuda cada una de nuestras fortalezas en nuestro trabajo actual: y luego buscar la manera de incluir cada día aún más de lo que está funcionando. Es probable que ya estemos usando nuestras fortalezas de vez en cuando y el objetivo aquí es extender al máximo dichos períodos.

2. Identificar las oportunidades para aplicar nuestras fortalezas en nuestro trabajo actual: con seguridad desaprovecharemos ciertas oportunidades. Pero siempre podemos arreglar las cosas de manera que no tengamos que pasar mucho tiempo sin usar nuestras fortalezas.

3. Aprender nuevas habilidades y técnicas que agucen nuestras fortalezas: para que se vuelvan más notables y valiosas. Podemos identificar ciertas fortalezas, mejorarlas con entrenamiento y, luego, convencer a nuestro jefe de que nos permita aplicar estas habilidades mejoradas. Con esto obtendremos la reputación de que no estamos dispuestos a dormirnos sobre los laureles sino que queremos aprender y mejorar.

4. Sintonizar el trabajo con las fortalezas: procurando que nuestras fortalezas sean más importantes en la descripción general de nuestro trabajo. La organización en la que trabajamos siempre estará interesada en mejores formas de obtener resultados. Presente nuevas ideas que le permitan aplicar con más frecuencia sus fortalezas.

5. Dejar el trabajo y buscar otra posición donde podamos aplicar mejor nuestras fortalezas: que es básicamente el último recurso. No deberíamos llegar a este punto, pero si la situación es extrema, lo mejor es buscar otro trabajo.

Las cuatro primeras estrategias para aplicar nuestras fortalezas en el trabajo se pueden resumir así:

1. Céntrese en cómo sirven estas fortalezas: ¿cuándo uso estas fortalezas en el trabajo? ¿Con qué frecuencia uso estas fortalezas? ¿Cuándo ha sido útil esta fortaleza? ¿Qué opinión he recibido sobre esta fortaleza?

2. Buscar nuevas oportunidades: ¿en qué nuevas situaciones puedo usar esta fortaleza más? ¿Puedo cambiar mi cronograma de trabajo para incluir estas fortalezas? ¿Qué nuevo sistema mejoraría esta fortaleza? ¿Con quién puedo hablar sobre la evaluación de este sistema? ¿Cómo puedo determinar cuánto uso esta fortaleza? ¿Cómo incidirá esto en mis otras responsabilidades laborales?

3. Aprender nuevas destrezas: ¿qué nuevas habilidades me permitirán mejorar mis fortalezas? ¿Qué debo hacer para aprender estas habilidades? ¿A quién puedo acudir para aprender dichas habilidades? ¿En quién puedo confiar para que me ayude a mejorar?

4. Sintonizar las fortalezas: ¿cómo puedo compartir mis fortalezas con los demás? ¿De dónde surgen estas oportunidades? ¿Cómo puedo hacer un mejor uso de mis fortalezas?

Trate de responder a estas preguntas con un amigo. El escrutinio de un buen amigo será todo un reto porque este querrá lo mejor para usted. Si usted decide aprovechar la ayuda de un amigo, hay ciertas cosas que le debe decir antes de comenzar:

1. Está bien evitar alguna de las preguntas (si esta no produce ninguna idea).

2. Pídale a su amigo que lo induzca a pensar no tanto en lo general sino en lo particular: la idea es evitar los compromisos vagos y lograr acciones concretas. Nuestro amigo debe decir constantemente: “Sí, eso suena bien, pero, ¿qué harás específicamente?”

3. Explique que usted le está pidiendo ayuda a su amigo o amiga para mejorar su desempeño. Es probable que su amigo o amiga esté haciendo lo mismo que usted y quiera pedirle ayuda también. Prepárese para esto. Si su amigo o amiga lo conoce bien, lo presionará. Esto es exactamente lo que necesita para crecer y mejorar.

Para la mayoría de la gente, el verdadero reto después de identificar qué actividades necesitan de sus fortalezas es aumentar la cantidad de tiempo que la pasan haciéndolas. Así pues, es necesario establecer una rutina que sea simple pero lo suficientemente sustanciosa como para impulsarnos.

El mejor modo de establecer una mejor rutina es orientar nuestra semana hacia la maximización del tiempo que pasamos cultivando nuestras fortalezas. Una semana es un período de tiempo idóneo para planificar porque permite entrar en ciertos detalles. Si logramos tener una “buena semana” (es decir, una semana en la que pasamos una buena parte de nuestro tiempo cultivando nuestras fortalezas), tendremos una poderosa arma para aumentar el tiempo que usamos nuestras fortalezas.

Basta con 15 minutos para planificar la semana. Los pasos son:

1. Piense qué porcentaje de su tiempo de la semana pasada se lo pasó usando sus fortalezas: dibuje un simple gráfico y determine qué porcentaje de su tiempo usó sus fortalezas.

2. Trate de predecir cuánto tiempo de la semana siguiente usará sus fortalezas: trate de progresar semana tras semana.

3. Identifique dos acciones que llevará a cabo la siguiente semana para poder usar sus fortalezas durante más tiempo: deben ser dos acciones específicas y sencillas.

4. Identifique dos acciones que llevará a cabo para dejar de gastar tanto tiempo en asuntos que no requieren de sus fortalezas: sea específico. No se comprometa a hacer algo para lo que no esté preparado. Recuerde que está tratando de crear impulso; así que piense bien en qué puede dejar de hacer que no sea útil.

5. Haga esto todas las semanas: año tras año.

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